En una reciente reunión de funcionarios ambientales internacionales y líderes de gobierno de cuatro países tropicales clave se logró formalizar un compromiso conjunto para priorizar la gestión sostenible de las turberas.

En el evento virtual —organizado por el Ministerio del Ambiente del Perú, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Iniciativa Global por las Turberas (GPI) y el Centro Internacional de Turberas Tropicales (ITPC)—, Indonesia, la República Democrática del Congo (RDC) y la República del Congo intercambiaron información sobre sus iniciativas para priorizar los ecosistemas con alto contenido de carbono, que son considerados de vital importancia para frenar el calentamiento global.

El Perú, representado por su ministro del Ambiente, Gabriel Quijandría Acosta, fue recibido como nuevo miembro del ITPC.

Se estima que las turberas ubicadas en la selva baja de la Amazonía peruana almacenan 20 000 millones de toneladas de carbono y abarcan unos 120 000 kilómetros cuadrados, un área del tamaño de Nicaragua.

“Es un hito significativo que el Perú esté sumándose a una variedad de iniciativas ambientales al unirse al ITPC, fortaleciendo así la cooperación Sur-Sur para el intercambio de conocimientos, experiencias, ciencia y prácticas locales, y promoviendo buenas prácticas para la protección y mejora de las turberas tropicales”, dijo Quijandría, y destacó que las turberas andinas —la principal reserva de carbono de su país— contribuyen de manera sustancial a la economía y la seguridad alimentaria e hídrica de los pueblos de la costa, incluidas comunidades indígenas y locales.

El ITPC se inauguró hace tres años en Yakarta como parte de la GPI, en colaboración con los socios coordinadores CIFOR, PNUMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el fin de facilitar el intercambio de buenas prácticas para la gestión de las turberas.

“Por medio de estas iniciativas, los países pueden tomar decisiones bien informadas y desarrollar opciones de políticas y de gestión que minimicen los impactos en las personas y el medio ambiente y eviten puntos de inflexión sociales y climáticos peligrosos relacionados con la pérdida y degradación de las turberas”,  dijo Dianna Kopansky, quien dirige la GPI, una alianza integrada por 43 organizaciones y los cuatro países con turberas tropicales presentes en la reunión, en nombre del PNUMA.

El Perú —al igual que Indonesia, la República Democrática del Congo y la República del Congo— explorará sus opciones para incluir las turberas como un componente basado en la naturaleza de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC por sus siglas en inglés), que se realizan en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), antes del inicio de las conversaciones sobre el clima de la COP26, que se celebrarán en Glasgow a finales de este año.

Las NDC son fundamentales para el Acuerdo de París de la ONU, en virtud del cual los países han acordado evitar que las temperaturas promedio de la era postindustrial aumenten 1,5 grados Celsius o más, mediante el establecimiento de niveles de emisiones de gases de efecto invernadero y objetivos de reducción diseñados para mantenerlos bajo control. Se espera que los países actualicen sus metas para el año 2030 para el cumplimiento de sus compromisos antes del inicio de la COP26.

“La cantidad de carbono almacenado en una hectárea de turberas saludables es equivalente a las emisiones anuales de 1400 automóviles de pasajeros”, dijo Doreen Robinson, directora de la Subdivisión de Biodiversidad y Tierras del PNUMA, quien se encargó de moderar los paneles de discusión del evento “Turberas: una supersolución basada en la naturaleza”. “Las turberas ofrecen un triple beneficio para el clima, la naturaleza y las personas. Son los ecosistemas terrestres con mayor densidad de carbono de la Tierra, albergan una variedad excepcional de biodiversidad única y han contribuido a la salud y el bienestar humanos durante miles de años”.

El objetivo de las soluciones basadas en la naturaleza es apoyar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible internacionales, salvaguardar el bienestar humano de maneras que reflejen los valores culturales y sociales, aumentar la resiliencia de los ecosistemas y su capacidad de renovación, y proporcionar servicios, dijo Robinson.

Controlar la cantidad de carbono almacenado en las turberas constituye una parte vital de los esfuerzos mundiales para frenar el calentamiento global. De los 169 países que cuentan con turberas, Indonesia posee la cuarta área más grande del mundo después de Canadá, Rusia y los Estados Unidos. El archipiélago de Indonesia también cuenta con la mayor área de turberas tropicales del planeta.

Creadas a lo largo de miles de años a partir de vegetación en descomposición y anegada, las turberas equivalen al 3 por ciento de la superficie total de tierra y agua dulce, pero almacenan un tercio del carbono del suelo del mundo y el 10 por ciento de los recursos mundiales de agua dulce, según el Grupo Internacional de Conservación de Turberas y la Sociedad Internacional de Turba.

La degradación ocasionada por la conversión y el drenaje para la agricultura ha afectado a casi el 15 por ciento de todas las turberas del mundo. Estas turberas degradadas, aunque cubren solo el 0,4 por ciento de la superficie terrestre mundial, contribuyen con entre el 5 y el 6 por ciento de las emisiones antropogénicas globales anuales de CO2, dijo Kopansky.

Las turberas de Indonesia son las cuartas más grandes del mundo, comprenden cerca del 36 por ciento de las turberas tropicales del planeta y almacenan entre el 30 y el 40 por ciento de los depósitos globales de carbono del suelo, dijo Siti Nurbaya, ministra de Medio Ambiente y Silvicultura de Indonesia.

Indonesia ha implementado una amplia variedad de estrategias para la gestión de las turberas, que tradicionalmente suelen ser drenadas y quemadas para su uso con fines agrícolas. Entre sus iniciativas, se incluyen lineamientos para garantizar que los canales de escorrentía de las plantaciones retengan un nivel mínimo de agua para evitar un secado excesivo. Además, se han introducido técnicas de paludicultura y de mitigación de incendios.

Las turberas forman eje central de las NDC de Indonesia, mediante las cuales el país apunta a reducir sus emisiones en un 41 por ciento para el año 2030, dijo Nurbaya.

“La segunda NDC estará acompañada por la hoja de ruta para la mitigación y la hoja de ruta para la adaptación, la planificación energética y la eliminación gradual de las centrales eléctricas de carbón; y para la exploración del carbono azul, incluidos manglares y arrecifes de coral”, dijo, y agregó que Indonesia aspira a convertirse en un país sin emisiones netas de carbono para el año 2060.

Las turberas de Cuvette Centrale, la mayor área de turberas de los trópicos, se extienden sobre 145 000 kilómetros cuadrados en la República Democrática del Congo y la República del Congo, y abarcan un área más grande que Inglaterra. Es uno de los ecosistemas más ricos en carbono de la Tierra, responsables del secuestro de 30 000 millones de toneladas de carbono.

Las turberas son entornos de producción de medios de subsistencia para las comunidades locales y los pueblos indígenas, por lo que es importante que las respuestas a las preocupaciones ambientales no oculten la función económica de las turberas, indicó una declaración escrita por la vice primera ministra de la República Democrática del Congo, Eve Bazaiba Masudi, quien también es ministra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible.

“Sería importante identificar, contextualizar y popularizar políticas para la producción sostenible de medios de subsistencia que no requieran drenaje”, señaló Bazaiba en su declaración, en la que también indicó que su país apoya la conservación de las turberas para mantener su funcionalidad ecológica y las mejoras económicas derivadas de la conservación de turberas.

En la COP 26, la República del Congo presentará nuevos hallazgos de investigación sobre turberas, destacando su importancia para la biodiversidad y su contribución al equilibrio climático.

Están repletas de especies de flora y fauna —incluidas especies en peligro de extinción— que son endémicas en la cuenca del río Congo, dijo Arlette Soudan-Nonault, ministra de Medio Ambiente, Desarrollo Sostenible y la Cuenca del Congo, de la República del Congo. “Son importantes reservas de carbono que representan un gran potencial para la mitigación del cambio climático, y son imprescindibles para el logro de las NDC relacionadas con los objetivos globales del Acuerdo de París”.

Antes de que termine el año, se realizará una sesión técnica diseñada para ayudar a los socios de la GPI a compartir e intercambiar sus conocimientos y buenas prácticas.

“El objetivo [de estas iniciativas] es ayudar a los países a tomar decisiones bien informadas y desarrollar opciones de políticas y de gestión que minimicen los impactos en las personas y el medio ambiente y eviten puntos de inflexión sociales y climáticos peligrosos relacionados con la pérdida y degradación de las turberas”, dijo Kopansky.

“Las turberas: una supersolución basada en la naturaleza” se llevó a cabo el 5 de julio de 2021, con el apoyo de CIFOR.